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Nada me extraña, hay gente que no se conmueve con nada. Vi la foto, la imagen de Melissa Morales, la vi, en su soledad desnuda, toda joven abrazada a sus niños, destrozada, sin poder contener sus amargura, silentes rodaron sus lágrimas. Sentada en su gastado colchón tirado en medio de la, fría vereda, en medio de la calle inhumana regada de abandono, en su naufragio, en el fango de la nada, atorada por la amenaza de ir a prisión, se doblo, hizo un terrible esfuerzo y anudó su garganta para no pedir más un retazo más de clemencia.
Eran las tres de la mañana, sola, atrapada salvajemente en su soledad, con su niña y su bebé, la noche las sorprendió intentando apresarlas en el terror del abandono.
Por instinto, buscó su último recurso, levantó su rostro delgado y pequeño, miró al cielo y trastabillo con una nube negra y solitaria; comprendió el mal presagio, sacó fuerzas desde sus entrañas, envuelta en llanto apretó sus dientes y su fino y huesudo brazo arrebujo a su bebé y lo escondió del dolor y la miseria.
El latido potente de su corazón pudo convencer a su aterrado niño a conciliar el sueño para encontrar un poco de paz casi infantil . Descubrió a su manera, cómo alejarlos por un instante, del putrefacto fango del espanto. Dolida, rota por su dolor amamantó con ternura y en un pliegue diminuto de la calamidad , encontró un poco de tranquilidad. Se sintió fuerte, la gélida indiferencia no pudo demorarla y soltó un cálido aliento de amor hacía sus hijos.
Es ésa, esa imagen de madre desamparada junto a sus niños, que me provoca impotencia, vergüenza, tristeza , bronca, es la que llaga el alma.
Boquiabierto, me interpelo: Dónde quedó La Piedad? Quién la secuestro? Quien la vandalizo?, acaso se convirtió en una palabra andrajosa y hueca. Será que el lenguaje del alma perdió su misericordia, enmudeció y perdió su sentido natural. No entiendo, porque nadie actúa en nombre de los derechos humanos y sobre todo El de los Niños. Hágase justicia… aunque sea la divina.

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