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Que vivimos en un marco institucional frágil que promueve la corrupción política, no lo podemos negar. Nadie controla nada, lo indeseable sucede ahí, delante de nosotros, casi como algo natural. Estamos casi abrazados a la decepción y a la derrota sin dirigentes ni partidos políticos que hagan su trabajo, esperando plañideros del último milagro, del último recurso que queda; la reacción de la justicia que posibilite que los empoderados sientan su flamígero aliento, que alguien investigue para dictaminar si están libres o no de culpa.

La semana que paso, fue una semana cargada de novedades.

Una de abogados:

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Un convulsionado Colegio de Abogados, que apela a un absurdo silencio que es lo más parecido a un encubrimiento: ¿un faltante de caja por más de tres millones y medio?, ¿cheques con importes llamativos?; lo que faltaba, en puerta una demanda laboral de una empleada que trabajó años en negro. Pregunta pánfila, la institución que representa a los abogados y se llama Colegio, ¿no es acaso la que debe cumplir la ley?  ¿Estamos acaso ante una supuesta administración fraudulenta?

De tradiciones:

Miércoles 11. dos mujeres se presentaron en la municipalidad para reclamar la devolución del dinero faltante en el resumen de sus tarjetas, les cobraron DOS veces las entradas al Festival. No es único caso, las estaban esperando y les indicaron con precisión el lugar, pasaron unos minutos, salieron con el efectivo en mano y muy sonrientes. Me llamo la atención el trámite exprés. Ya en la vereda, pregunte a las señoras sobre el importe y me contestaron que compraron entradas por el valor de ocho mil y “por error” les cobraron dieciséis. Curioso, tan curioso como el pago que se realizó en la misma oficina de LA contadora Rodríguez (así les exige que la nombren), donde existe parece ser otra caja, la “cajita sorpresa “; una, la caja de entrada y la otra caja de pagos.  En la compra con tarjeta, no es el negocio el que te devuelve en vivo y en directo el dinero, es la tarjeta la que liquida al mes siguiente el importe.

El área de economía piloteada por Natalia Rodríguez, hoy es blanco de sospechas. Allí, desde el arco opositor sostienen que   se realizaron los dibujos económicos, no solo del informe chapucero del festival, sino también el de las partidas del presupuesto que siempre llegan rengas y poco claras al Concejo Deliberante. Ningún concejal del oficialismo ni de la oposición sabe que dinero hay y como se ejecuta, (nunca se aportan los comprobantes).

De la noche a la mañana todo parece haber cambiado, la denuncia del concejal peronista Gabriel Monteoliva los puso nerviosos y agresivos. Los sacó de quicio, los sacó de la guarida dónde se aloja la impunidad del poder. Monteoliva hizo lo que le manda la ley, lo que le obliga con sus deberes de funcionario, es lo que debe hacer, es imperativo en su mandato contralor, hizo lo correcto que en nuestra aldea suena mal.

Días atrás, después de tres meses y por insistencia del periodismo llegó el informe económico redactado por la Comisión Permanente de la Tradición sobre el resultado negativo ($ 2.271.000) qué arrojó nuestro mayor espectáculo cultural. Los festivales de todos nuestros vecinos dieron ganancias, (Quilino, Las Arrias, Jesús María). Desde el ejecutivo municipal estaban seguros que nadie lo iba leer, obvio nunca nadie lee, porqué esta vez alguien se tomaría la molestia y ese trabajo? Pasaron sesiones con proyectos que rayan el delito, varias compras con sobreprecio tamaño camión, con concejales que miran siempre para otro lado.

No es novedad para los que habitantes de nuestra aldea. Que el festival de pérdidas, que los números sean rojos y siempre rojos llenos de pus, siempre para atrás. Nos cincelaron la cabeza que esto es así y siempre fue así.

El informe de la comisión se parece más a una libreta de almacenero desmemoriado, llena de garabatos, dibujada de manera berreta, cuesta creer que esté firmada por una contadora. En cualquier país del mundo los balances no son para esconder mugre, sirven para informar de manera ordenada transparente el resultado de un trabajo; ese trabajo sirve para prevenir la corrupción y el delito

El paso de la contadora Natalia Rodríguez por el Consejo fue vergonzoso, no solo por el blindaje de los concejales oficialistas que imposibilitaron que la ciudadanía se entere de los dineros públicos, para ellos lo público se convirtió en una reunión privada, un encuentro familiar siciliano, es decir una cuestión familiar.  ¿Qué pésima señal para la democracia, en que parte de sus libretos quedó la publicidad de los actos de gobierno? Escribanía, sí; transparencia, no.

La contadora, con ínfulas de super ministra, increpó al concejal Monteoliva, se negó a contestar preguntas, segura de la protección que brinda la corporación. Grosera en su trato, vociferó roja de bronca falto de vergüenza: “si quieres información vení a mi despacho que te explico” fanfarroneó. Monteoliva la miro fijo, y le recordó a lo Maradona, que la denuncia ya la tiene adentro.

En medio de este escándalo, Monteoliva pidió la grabación de la reunión del concejo del 13 de mayo, la presidenta del cuerpo, Verónica Tomalino le contestó por nota que la misma “fue borrada y que no se encuentra a disposición”. Resulta más que sospechoso. ¿Se borro o lo borraron? El blindaje es evidente.  Las manifestaciones de LA contadora son oficiales, en una investigación judicial podrían incriminarla seriamente, porque se trata de un documento que en una causa tiene un valor sustantivo. Esa omisión, ese borrado, en lenguaje jurídico, se llama entorpecimiento de la investigación, se llama incurrir en peligro procesal.

LA contadora refunfuña porque no duerme tranquila, le explicaron que en esta etapa no hay problema, hay quorum en el Concejo, hay también acompañamiento desde el patético Tribunal de Cuentas, los planeros del periodismo están conminados a no tocar el tema, en fin, los respalda la mayoría de los que juraron solemnemente por Dios La Patria y los Santos evangelios defender con lealtad y …. una cosa es jurar solemnemente y otra muy distinta jurar con malicia, jurar en vano, blasfemar, infringir el voto que le dio ese ciudadano de a pie, para convertirlos en autoridades.

 La orden del ejecutivo es atacar y desvirtuar cualquier sospecha, hay que descalificar amedrentar a los que denuncian. En su desesperado plan obligó a su inoperante secretaria de Cultura mandar urgente una Carta Documento al concejal díscolo. No sabe ni el contenido de lo que firmo, por timorata e inconciencia se metió en medio de la disputa legal, aunque no le quedaba otro camino, no sabe de la responsabilidad que le asigna ser presidenta de la Comisión Permanente de la Semana de la tradición.  El sentido común nos dice que cuando uno se “equivoca” lo mejor es pedir disculpas, la borrachera de poder los lleva a cometer destrozos. En esta etapa con solo una simple interpelación alcanzaba, su insolencia los traicionó.

 Entramos a otra etapa, hay una denuncia en Fiscalía, es allí el lugar donde se cocinan los procesos penales, el lugar donde se buscan las pruebas, investiga la evasión, los valides de los recibos truchos, los pagos indebidos, etc., etc., es trabajo de la justicia y de eso se encarga la Dra. Pochettino.

La reunión colegiada en el concejo fue escandalosa, gritos con fuertes acusaciones de inmoralidad y reproches de delitos de la gestión, nombramientos de parientes con fuerte halitosis; más de uno salió con su moral tirada al piso, con su honor de ojo morado y con la vena del cuello grueso de bronca. En el concejo comienza a crujir la lealtad, o por lo menos eso parece, más de un familiar les reprocha la obediencia debida, les recuerdan que hay apellidos que nacieron sin mancha de pecado original, les hablan de su asistencia perfecta a la misa dominguera, del perdón de los pecados. Allí, en la catedral, no los cubre sus rezos, de nada les sirve porque sienten la incomodidad de los ojos de los feligreses que los interpelan.

Hace poco, un funcionario de la grilla del intendente se jactó de sus vínculos, sus relaciones con la iglesia y la justicia. Ellos están seguros de esas relaciones y de la propia inercia de la justicia. Están convencidos que no va a pasar nada. El poder suele ser un zorrillo que impide detectar el mal humor social, hay cansancio, hay hartazgo de la prepotencia y de la corrupción de los funcionarios. Aquí no va a pasar nada, aseguran puertas adentro de la madriguera del poder, creen que la Fiscal Pochettino no se avocara, se ve que poco o nada la conocen.

Adentro de la comisión del festival algunos expresan su angustia y descontento, son quienes ni fumaron ni bebieron del derroche y se enteraron por el único medio de comunicación qué informa que hay una denuncia judicial, un gaucho que sabe de números me mostró sus manos y me pareció que estaban limpias, reconoce que el informe esta flojito de transparencia, pero no está dispuesto a poner las manos en el fuego por nadie.
Nunca en nuestra historia aldeana de los últimos diez años hubo tanta degradación institucional y política.  La bocanada de aire fresco de un fiscal solitario arto del nauseabundo saqueo, no alcanzó para devolver la esperanza y dignidad que nos la secuestraron, mejor dicho, no supimos defenderla. La muerte se lo llevo y puso en pausa los procesos y en silencio su titánico esfuerzo se diluyó. Estólidos, decepcionados buscamos vanamente en medio de un realismo mágico alguien que nos devuelva algún retazo de dignidad. Los de siempre, volvieron mejores en su concepción lujurioso del poder, cooptaron la mayoría de las instituciones, envilecieron nuestro sistema político, estamos casi ahogados en el lago decepcionante de la derrota.

Lic. Rolando Lucero Pacheco

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